¿Qué pasa cuándo el espejo no te da likes? A ver, que levante la mano quien haya empezado a hacer ejercicio, a comer un poco mejor o a subir escaleras en vez de pillar el ascensor… y al tercer día fue directo al espejo esperando aplausos, abdominales o mínimo una luz celestial iluminando su esfuerzo.
¿Nadie? ¿Solo yo?
Pues sí, confieso: yo también esperaba que el espejo me diera likes. Una reacción. Un fueguito. Algo que me dijera: «Oye, vas por buen camino». Pero no. Lo único que recibí fue una mirada de reojo y un mechón rebelde en la frente. Porque sí, cuando el espejo no te da likes, te toca buscar la validación en otro lado: en tu constancia, en tu sudor, en cómo te sientes… y no en el reflejo con cara de «meh».
🪞 Capítulo 1: El espejo y yo (una relación tóxica)
Durante años, el espejo fue mi archienemigo silencioso.
Él no hablaba, pero yo lo escuchaba perfectamente:
– ¿Otra vez ese pijama?
– ¿No ibas a empezar el lunes pasado?
– ¿Esa es tu idea de hacer sentadillas?
Yo le respondía con cara de «mañana sí», mientras abría una bolsa de patatas y me acomodaba en el sofá como si fuera un ritual sagrado. Porque seamos sinceros, romper con los hábitos sedentarios no es fácil, y lo peor es que no ves resultados inmediatos. El espejo no te anima. No te aplaude. Y encima la báscula se alía con él.
Pero un día decidí rebelarme.
Y no, no rompí el espejo (aunque ganas no me faltaron).
Decidí luchar por mí, no por su reflejo.
💪 Capítulo 2: Lo que el espejo no ve (y tú sí deberías notar)
Hay una verdad como un templo: cuando el espejo no te da likes, es porque no está viendo lo importante. Él no ve cómo empiezas a dormir mejor.
No ve que tu digestión ya no parece una telenovela con giros dramáticos.
No ve que hoy pudiste hacer 15 sentadillas y no 4 con cara de «llamad a urgencias».
Y, sobre todo, no ve la cantidad de pequeñas decisiones valientes que tomas cada día:
- Cambiar el refresco por agua (aunque te mires la botella con odio).
- Hacer estiramientos aunque parezcas un flamenco atropellado.
- Salir a caminar cuando preferirías fusionarte con el sofá.
Todo eso suma. Aunque no se vea.
Post recomendado: El drama de la báscula: una telenovela en tres actos
🔄 Capítulo 3: El día que el espejo me sonrió (spoiler: no fue por los abdominales)
No fue al mes. Ni a los dos.
Fue una mañana cualquiera. Me miré al espejo, despeinada, sin maquillaje, con una camiseta de propaganda de 2009… y pensé:
“Me gusto.”
No porque me viera como modelo de revista.
Sino porque reconocí a alguien que lo estaba intentando.
Alguien que se estaba cuidando.
Alguien que, pese a no ver likes en el espejo, seguía luchando.
Y ese fue el verdadero cambio.
No físico.
Mental.
🎯 Capítulo 4: Cuando el espejo no te da likes… tú das pasos
Si estás en ese punto donde no ves cambios rápidos, donde sientes que el esfuerzo no se nota, quiero que leas esto con atención:
🛑 El cambio no siempre se ve al principio. Pero se siente. Y transforma.
Tal vez no has bajado una talla, pero has ganado energía.
Tal vez no te ves diferente, pero ya no jadeas subiendo una cuesta.
Tal vez tu reflejo no te lo dice, pero tus músculos te lo agradecen.
💥 Capítulo 5: Consejos para sobrevivir cuando el espejo no te da likes
- Haz fotos, no por ego, sino por memoria. A veces los cambios están ahí, pero los ojos se acostumbran.
- Mide otros logros: ¿Bebiste más agua esta semana? ¿Dormiste mejor? ¿Fuiste constante? ¡Todo cuenta!
- Rodéate de humor. Que esto de ponerse en forma no sea un castigo medieval. Baila en el salón, ríete de tus caídas en yoga, ¡y celebra tus avances como si ganaras un Grammy!
- No lo hagas por el espejo. Hazlo por cómo te sientes. Porque al final, la mejor versión de ti no es la que pesa menos, sino la que se siente mejor consigo misma.
🏁 Moraleja sin drama (pero con sudor y esperanza)
Cuando el espejo no te da likes, tú dale constancia. Dale sonrisas, rutinas, paciencia. Dale perdón los días de bajón y orgullo los días de subidón. Porque el reflejo no siempre cuenta la historia completa.
Tú sabes todo lo que estás haciendo. Tú sabes lo que estás dejando atrás. Y tú sabes que esta lucha vale la pena. Así que sigue. Aunque sea despacio. Aunque a veces no te lo creas. Porque cada paso, cada litro de agua, cada escalón subido, cuenta.
Y llegará un día en que te mires al espejo… y sin necesidad de filtros, dirás: “Hoy sí que me doy like.” ❤️