¡Ey, ey! ¿Cómo van las cosas? Hubo un tiempo en que pensaba que caminar no era hacer ejercicio. Que si no sudaba como pollo en horno, no valía. Que caminar era para ir de la cama al frigo. Spoiler: estaba MUY equivocada. Hoy te cuento los beneficios de caminar que descubrí cuando me cansé de no mover ni el dedo meñique. Spoiler 2: es la revolución tranquila que necesitaba.
🧦 Capítulo 1: Mi vida sedentaria (patrocinada por el sofá)
Antes de meterme en esto de moverme más, mi rutina era algo así:
- Levantarme.
- Ir del sofá a la cocina.
- Café. Pantalla. Sofá.
- Más sofá.
- Pensar “debería hacer algo”.
- Ver otra serie.
- Cena. Cama.
- Repetir.
Y cuando alguien me decía “pues sal a caminar”, yo pensaba: ¿Caminar? ¿Eso qué va a hacer? ¿Tonificarme el pensamiento?
Pero un día, entre pantalones que no cerraban y rodillas que crujían como galletas, decidí intentarlo. Solo por probar. Spoiler 3: no he parado desde entonces.
Post recomendado: Luchar contra mis excusas: cómo dejé de ser la reina de los «mañana empiezo»
🎯 Capítulo 2: El día que caminé 15 minutos y creí que era un maratón
Sí, así fue. Quince. Minutos. Y terminé sudando como si hubiera subido el Everest en chanclas.
Pero ese día pasó algo curioso: Me sentí mejor.
Me dolía un poco todo, sí. Pero también sentía que algo dentro se había encendido. Una energía tímida, como si mi cuerpo dijera: “¡Al fin te dignaste a usarme para algo que no sea apretar el mando a distancia!”
Y así empezó mi historia con el noble arte de caminar. Spoiler 4: aún no he corrido, pero he caminado kilómetros de excusas vencidas.
🧠 Capítulo 3: Los beneficios de caminar (según la ciencia… y mi experiencia)
Porque sí, caminar tiene beneficios reales (no solo para ver escaparates o evitar llamadas incómodas).
✅ 1. Es la puerta de entrada al movimiento
Para los que venimos del club “0 actividad en los últimos años”, caminar es lo más accesible del mundo. No necesitas ropa cara, ni gimnasio, ni apps con nombres impronunciables. Solo necesitas salir. Y moverte. Y ya estás ganando.
✅ 2. Mejora el ánimo (y no es un verso barato)
Caminar me ayudó a aclarar la mente. A veces, salía cabreada como una mona y volvía diciendo: “bueno, tampoco era para tanto”. Es como una terapia barata, con paisaje incluido.
✅ 3. Te ayuda a dormir mejor
Sí, yo también pensé que eso era un mito. Pero resulta que mover el cuerpo durante el día ayuda a que el cerebro diga: “ok, es hora de apagarnos un rato”. Desde que camino, duermo más y mejor. Y sin contar ovejas.
✅ 4. Reduce la ansiedad… y el azúcar postseries
Cuando me daba el antojo de galletas a lo bestia, salía a caminar. A veces volvía sin hambre. A veces con hambre, pero de fruta (¿¡QUÉ ME ESTÁ PASANDO!?).
✅ 5. Se nota en el cuerpo (aunque no lo parezca al principio)
No te voy a vender milagros. Pero te aseguro: el cuerpo cambia. Se activa. Se endurece un poco el culete. Te sientes más firme. Subes escaleras y no parece que estés escalando el Himalaya. Eso, amigas y amigos, es calidad de vida.
Post recomendado: 6 errores que se cometen al estudiar a distancia y cómo arreglarlos
🎧 Capítulo 4: Mis trucos para que caminar no se convierta en castigo
Porque sí, al principio da pereza. Pero descubrí cosas que lo hacían más guay:
- Listas de reproducción épicas. Caminar con canciones motivadoras o con podcasts de crímenes reales: magia.
- Explorar calles que nunca había pisado. Me sentía como Dora la exploradora, pero con agujetas.
- Caminar para ir a hacer recados. Dos pájaros de un tiro. Y con aire fresco.
- Caminar con alguien que hable mucho. El tiempo vuela, tú te mueves, y de paso te pones al día del drama ajeno.
🏁 Capítulo 5: Ganándole al sofá paso a paso (literalmente)
No fue de golpe. No hice 10.000 pasos el primer día. Ni el segundo. Pero poco a poco, caminando, fui:
- Teniendo más energía.
- Haciendo menos scroll.
- Tomando decisiones mejores (menos bollos, más plátanos).
- Conectando conmigo. Y con la vida real.
Y eso, aunque suene poético, es lo que me hizo entender por qué caminar sí cuenta. Porque no es solo mover las piernas: es moverte tú. Salirte del bucle. Del sofá. De la inercia. Y volver a vivir un poco más despierto.
¡Y hasta aquí la entrada sobre los beneficios de caminar! ¿Te animas a probarlo?